LOS MELONES Y LOS BOLOS

Al hilo del último concierto, me gustaría comentar una reflexión acerca de una paradoja muy frecuente de las actuaciones musicales. Es un caso que se repite aletoriamente en muchos bolos tanto de espectador como de músico. Y que en resumen dice que por mucho que sepas de melones, por muy buen catador que seas, nunca sabes cuando te va a salir uno bueno o uno malo.

Por eso quiero en este post enlazar varias ideas que relacionan los melones con los conciertos, y argumentar con pruebas cómo no se diferencian tanto los melones y los bolos.

Dos melones, en este caso musicales desafortunadamente para algunos lectores

Dos melones, en este caso musicales desafortunadamente para algunos lectores

La agricultura y la música son dos artes que se parecen mucho más de lo que pensamos. Ya hablamos de ello, en el post musical de “Semillas en un secarral“.

En ese post se hablaba que el trabajo constante es la base de todo. Durante muchos meses el agricultor está en la sombra trabajando muy duro la tierra, luego tiene que regar el terreno casi cada día, luego plantar las semillas, de las cuales algunas salen y otras no. Son horas y horas que serán la clave del éxito final.

Por supuesto es muy difícil rentabilizar todo ese trabajo invertido, ya sea económica como socialmente, pero eso es otra historia en la que no quiero ni entrar. Uno es melonero por gusto y casi por necesidad.

Por todo ello tenemos la primera conclusión.

Axioma 1.- Para tener al menos la posibilidad de tener un buen melón, hay factores que directamente dependen de uno. Es imprescidible que detrás de un buen melón haya habido un trabajo diario, y tal vez no recompensado. En la música pasa lo mismo.

Por eso, esa es la primera condición que hay que tener clara. El trabajo es el requisito fundamental de un buen melón. Sin curro no hay ni siquiera la posibilidad que salga algo bueno o malo. Además esa parte solo y exclusivamente depende de uno mismo.

Pero después una vez que has trabajado duro para conseguir ese melón, el caso es que te encuentras en la difícil situación de saber si es bueno o es malo. Y aunque está claro es que el resultado de su calidad estará principalmente condicionado por el trabajo que haya habido detrás, nunca sabes si realmente ese melón va a salir como tú esperas.

Porque a parte del trabajo hay muchísimos factores que ya no dependen directamente de ti, pero si indirectamente y que influyen de manera determinante en el resultado del producto final. Son factores tan variables como: en entorno, la calidad de la materia prima, etc.

El entorno por ejemplo, es más importante de lo que parece. Los años de lluvias o muy secos las cosechas se resienten, el equilibrio solo se alcanza a veces. En la música pasa lo mismo tu entorno es decisivo para alcanzar las metas.

Por otra parte, la calidad de la materia prima es obvio que también condiciona el producto final. Si la tierra es buena es más probable que un melón te salga bueno. En la música la materia prima es el talento.

Sin embargo por suerte o por desgracia a veces son factores que no dependen de uno y que muchas veces no son visibles.

Axioma 2.- Por otra parte hay factores que  también dependen de uno pero indirectamente. Estos factores son importantes, pero en el momento que el melón está en tus manos pierden sentido. Solo estás tú y tu melón.

Con esto quiero decir que una vez que estas en el escenario, los factores que no dependen directamente de uno, como tu talento innato, cuanta gente vaya al concierto, la calidad del local donde tocas, etc. Todo esto tiene relativa importancia.

Da igual que haya millones de personas viéndote, si el melón es malo les amargas a todos el postre. Por contra si el melón es bueno pero te lo tomas a solas con un amigo, no será menos bueno, incluso te sabe mejor por la buena y exclusiva compañía.

Y por último para evaluar la calidad de un buen melón están los factores que no dependen para nada de uno mismo. Llamémoslo suerte o azar pero existe un toque de magia que aunque todos los demás factores indiquen los contrario, al final este último factor es quien rompen la baraja.

Axioma 3.- El acto final para ver la calidad de un melón es abrirlo. Ahí entran en juego un factor desconocido que superan incluso al mismo catador

Con esto quiero decir que aunque un melón apunte muy bien, hay que abrirlo para ver si realmente sale bueno, y viceversa. No queda otra.

Unas deliciosas rajas, desafortunadamente para algunos lectores de melones

Unas deliciosas rajas, desafortunadamente para algunos lectores, de melones

También está claro que cuanto más melones pruebes, mejoro catador de melones serás.

Con la música lo mismo, cuantos más bolos hagas o veas, mejor tocarás y sobre todo más tablas tendrás para conseguir detectar los mejores bolos.

Tampoco sirve de nada pensar que tienes buenos melones, si nunca los abres, incluso si nunca los cultivas. La experiencia la da el hacer. Por eso por muy buen catador que seas, siempre te equivocarás alguna vez.

Por todo ello, y  como nos encantaría que la gente disfrutara al máximo de nuestros melones, solo queda ir poco a poco intentando primero cultivarlos mejor, segundo esperar que los factores sean los mejores y por último confiar que el resultado final sea que la gente disfrute de una deliciosa y refrescante raja del melón.

 

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